Colegio Escolanía del Escorial de San Lorenzo de El

Escorial

Los principios Agustinos

Citar la misión social de la educación es hablar de una educación inclusiva, abierta a todos y alejada de cualquier criterio discriminatorio por razones económicas o capacidades intelectuales. Más sutil es el término calidad que muchas veces se equipara a éxito académico y, en consecuencia, a la búsqueda afanosa de resultados brillantes, con el riesgo de marginar en el proceso a algunas personas Entendemos la educación como un acontecimiento personal que va más allá del logro de unos indicadores externos y pretende la madurez integral de los alumnos en su proceso de personalización. La sostenibilidad de este proyecto solo será posible con la colaboración de los padres y los profesores. Fortalecer y dignificar ambas figuras, poner a su alcance los mejores instrumentos de formación y subrayar su condición de piedras angulares del sistema educativo es la afirmación que queremos abra las páginas del CARÁCTER PROPIO DE UN CENTRO EDUCATIVO AGUSTINIANO. Sin olvidar que san Agustín rompe con la tradición de la pedagogía clásica y concede al alumno el título de protagonista en la educación. La pedagogía agustiniana se apoya en una comprensión cristiana del ser humano y se inscribe en el marco evangelizador de la Iglesia. El objetivo de la educación sobrepasa lo útil y lo meramente formal y se orienta a conseguir la verdad y el bien. Educar a una persona es ayudarla a descubrir un horizonte mayor –la trascendencia– y suscitar el encuentro con Dios a través de la fe. En educación, hoy se barajan tres conceptos: misión, visión y valores. El quehacer diario y nuestra razón de ser es la misión, lo que queremos conseguir, nuestro sueño sobre el futuro, es la visión. Presente y futuro de la mano, como van unidas la caridad y la calidad en nuestra propuesta educativa.

Educar en la INTERIORIDAD, la VERDAD y la LIBERTAD RESPONSABLE para aprender a ser.

Educar en la AMISTAD, la COMUNIDAD, la JUSTICIA y la SOLIDARIDAD, para aprender a amar y compartir.

Nuestra acción docente y educativa se inspira en una propuesta coherente de valores y expresa un objetivo primordial: que nuestros alumnos no solo aprendan a pensar y a hacer, sino también a ser y a compartir. La familia agustiniana tiene como emblema un corazón y un libro. Ambos elementos constituyen el símbolo gráfico de la pedagogía inspirada en el pensamiento de san Agustín. Aprender a ser y a compartir o –formulado de otro modo–, enseñar a pensar ya amar, se presenta como una síntesis genial de la educación agustiniana. El libro y el corazón integrados en una misma imagen. La noble posibilidad del pensamiento y el ejercicio humano del amor consciente. El amor inteligente, la verdad que hace relación al amor y el amor que hace relación al corazón. Aprender a ser y aprender a compartir es tanto como señalar las dos metas de la pedagogía agustiniana, a las que se llega por el camino de una educación en valores que será más persuasiva si se presenta con alegría (cf. La Catequesis a principiantes, II, 4, 13), en un clima de confianza, benevolencia y adaptación al alumno para acompañarlo en su formación.